Como agua y aceite, así deberían ser las bebidas energéticas y el alcohol. Esta asociación popularizada en los últimos tiempos entre los más jóvenes, más allá de no ser perjudicial, tiene severas implicaciones para la salud del individuo, como para su propia seguridad e integridad física.

Bebidas energéticas, ¿qué venden?

Popularizadas entre los más jóvenes y formuladas para proporcionar una evidente sensación vigorizante, algunas de estas marcas contienen en una sóla lata, el contenido de cafeína de 14 tazas de café. Además de esta sustancia, contienen otros energizantes tales como guaraná, taurina y azúcares. En un estudio de la OCU de 2013, se analizaron 25 bebidas energéticas en el mercado y los resultados fueron alarmantes. Los contenidos de cafeína eran desorbitados. Además, el contenido de azúcar de estas bebidas era considerablemente elevado (11% de azúcar o mejor dicho, 44 kcal/100ml), salvo en sus variantes sin azúcar. Por tanto, se trata de un producto indicado para situaciones muy puntuales que sin embargo actualmente se consume como un refresco habitual. A día de hoy, las campañas de márketing bombardean estas bebidas como el remedio fácil para sentirse vivo y lo asocian a las emociones producidas por deportes de riesgo, patrocinando este tipo de prácticas. Adolescentes, estudiantes, jóvenes y no tan jóvenes, hacen uso de estas bebidas en distintos ámbitos, pero hay uno que preocupa especialmente: el de la fiesta y su combinación con el alcohol.

A nivel fisiológico, ¿qué efecto producen las bebidas energéticas?

Este tipo de bebidas se consideran psicoestimulantes y aceleradores del sistema nervioso por su elevado contenido en cafeína y demás componentes de su formulación, poniendo al cuerpo en un estado de alerta y excitación. Los síntomas de una intoxicación por exceso de cafeína son ansiedad, nerviosismo, insomnio, angustia, trastornos gastrointestinales, temblores y taquicardia. Es por ello que los médicos recuerdan que las bebidas energéticas están contraindicadas para personas con enfermedades cardíacas, hipertensión, trastornos cerebrales neurológicos, embarazadas, menores de 16 años y diabéticos. En el contexto de la fiesta, las bebidas energéticas se consumen para "aguantar" más durante la noche y evitar sentir el cansancio propio de la marcha nocturna. Pero ahora repasemos qué es lo que hace el alcohol

¿Qué efectos tiene el alcohol a nivel del Sistema Nervioso?

El alcohol es un depresor del Sistema Nervioso. Al principio produce relajación, distensión y sensación de bienestar, en su dosis justa, incluso puede ser beneficioso para la salud (estudios del consumo de vino tinto sobre la salud cardiovascular) pero pasando de las cantidades recomendadas, los efectos del alcohol pueden ser devastadores y llegar a provocar desde accidentes de tráfico a comas etílicos, cirrosis hepáticas y una interminable lista de patologías y efectos no deseados.

Ahora bien, ¿qué pasa cuándo mezclamos alcohol y bebidas energéticas?

Como hemos visto, se trata de una combinación con efectos antagónicos. Mientras que el alcohol es un neurodepresor, las bebidas energéticas son neuroestimulantes. La cafeína camufla el efecto del alcohol. Pero el efecto del alcohol y sus niveles en sangre son los mismos que sin tomar la bebida energética. Se genera una falsa sensación de dominio y control y ahí está el peligro. Esta mezcla es absurda, siendo su único objetivo lograr más resistencia al alcohol para aumentar el consumo. Esta mezcla de bebidas energéticas y alcohol puede provocar euforia, deshidratación, conductas de riesgo, depresión, arritmias, taquicardias, broncoaspiración respiratoria por vómito incontroladoe incluso y en casos extremos, parada cardiorespiratoria. En casos extremos, es común la sensación de sufrir muerte inminente por la elevada frecuencia cardiaca y la sensación de  opresión en el pecho, pues se siente que "le va a explotar". Si decides tomar bebidas energéticas, hazlo con moderación y no las mezcles con alcohol, pues la mezcla produce una falsa sensación de control. Toma estas bebidas únicamente de manera ocasional, porque no son refrescos ni bebidas isotónicas.