Desde el ultimo tercio del siglo XX y con la llegada del actual estilo de vida occidental se ha podido observar un notable incremento de la prevalencia de diversos tipos de cáncer. Ésto ha llevado a múltiples gobiernos y agencias de salud a desarrollar estrategias para combatir este tipo de enfermedades que tanto castigan a la Sociedad actual. La primera pregunta es muy clara: ¿por qué? No es una enfermedad nueva, pero nunca antes el ser humano había sido atacado con tanta fuerza por el cáncer. Los expertos apuntas a varios factores ligados al actual estilo de vida y desarrollo tecnológico. Uno de los factores de riesgo de esta enfermedad es la edad, y es que nunca se han alcanzado cotas tan elevadas de esperanza de vida. El cáncer tiene más posibilidad de desarrollarse en personas mayores de 55 años. Hoy día, una persona con 55 años es considerada joven y activa, con muchos años de vida por delante, cosa impensable no hace tanto. Hemos hecho importantes avances en la longevidad y ello nos hace más vulnerables a las enfermedades propias del avance del tiempo. Ahora bien, éste es uno de los factores que no podemos evitar, pero sí que hay otros muchos en los que nuestros comportamientos y actitudes tienen mucho que ver con el riesgo de desarrollar o no desarrollar cáncer, vamos a verlos detenidamente:

1.- TABAQUISMO:

El tabaco y el elevadísimo número de aditivos tóxicos que contiene es responsable del 20% de los cánceres que anualmente se detectan en Europa. Además, puedes favorecer el desarrollo de 16 tipos de cánceres entre los que se encuentran: pulmón, páncreas, páncreas, laringe, vejiga, estómago y esófago. No fumando y evitando la exposición a los humos tóxicos reducirá ampliamente el riesgo de desarrollar este tipo de patologías

2.- ALIMENTACIÓN:

El elevado ritmo de vida, los reducidos tiempos para hacer la compra y comer, junto con la merma en la calidad de la alimentación hacen que la alimentación sea un factor a tener en cuenta en esta lista. La toma de altas cantidades azúcares simples, grasas saturadas y proteínas junto con el descenso acusado en el consumo de fibra crea un entorno propicio al desarrollo de cánceres. Por ejemplo, se ha relacionado el bajo consumo de fibra con el incremento de cáncer colorrectal.